¿Porqué no te callas un rato?
Hubo un tiempo (cuando era mozo) en el que empecé a escribir un blog.
Me propuse escribir un artículo a la semana de temas tecnológicos. Daba igual que el artículo fuese una soberana mier…. Tenía que escribirlo.
El resultado era que de vez en cuando salía un artículo infumable y que decía cosas incoherente que ni yo mismo me creía.
Acabé desmotivado. Tener que escribir obligatoriamente cuando no quieres hacerlo es, cuanto menos, insoportable.
Y llegó un punto en que me hice esa pregunta:
¿Porqué no te callas un rato?
Así que decidí callarme un rato y escribir solo cuando me apeteciese y tuviese algo interesante que decir (al menos para mi).
El resultado en cuanto a visitas al blog no cambió demasiado. Seguía recibiendo el mismo número de visitas (rondando el cero).
Pero había algo muy diferente: Ya no me sentía mal cuando iba a escribir un artículo. Lo hacía con ganas. Y lo que contaba tenía sentido y me sentía a gusto con ello.
Tiempo después lo abandoné por motivos que no vienen al caso.
Lo que vengo a decir es que ese es el principal motivo de que esta Newsletter haya tardado en llegar. Y también el motivo de que vaya a escribir solo cuando me apetezca y tenga cosas que contarte.
Antes no me apetecía hacerlo.
Tampoco tenía nada interesante que decir. Aunque ahora probablemente tampoco.
Así que esta newsletter la vas a recibir de manera esporádica.
Igual no me lees en dos meses, que igual me lees dos días seguidos.
¿Tiene sentido?
Para mí, todo el del mundo.
Para ti, también lo debería tener.
Leer a alguien día sí día también si no te cuenta nada interesante, o al menos entretenido, debe ser agotador. Yo desde luego no lo hago. Ni de coña.
¿Y de qué hablaré en esta Newsletter?
Eso lo dejamos para otro correo.
Nos leemos.
PD: Puedes escribirme para decirme lo que quieras. Incluso para insultarme. Para eso estamos.